Bienvenidos...Welcome...Bienvenue

Aquellas personas que todavía llevan un niño o niña en su interior y quieren recordar esos juegos que marcaron nuestra infancia en las calles del barrio, en el patio del colegio, en las amplias mangas de las fincas o en los corredores de las casas.

¡¡Juegos de hoy, mañana y siempre!!

sábado, 12 de septiembre de 2009

¡¡Pon!! y Chaoo

Dos personas a los extremos y un séquito en el medio de las dos, todas esperando a no ser tocadas por una pelota, ese objeto que en ese momento es capaz de definir si uno sigue o no en un juego.

La pelota sale de un extremo con una velocidad incalculable y a su paso, con el simple roce se lleva a más de tres personas que desafortunadamente deben abandonar el juego, por obra y gracia de su señoría la PELOTA, en el famosísimo PONCHADO.

Ponchado es quizá el juego que más seguí jugando aún después de dejar de ser niña. Recuerdo y puedo sentir la adrenalina al saber que lanzarían la pelota y como podría quedarme, también podría salir y sentarme a ver como los demás disfrutaban de aquella emoción.


En algunos casos jugábamos ponchado con vidas, o sea si lo cogías en el aire te daban vidas y si lo tiraban por el piso y te tocaba te las iban quitando, es más, cuando tenías muchas vidas te dabas el lujo que regalarle a uno que otro amigo para que entrara de nuevo al juego.


Pero la esencia del ponchado es y seguirá siendo la misma siempre. Ese ¡Pon! y chao, hasta el próximo juego.

Base 1,2,3....10 BOY!!

Mientras en el piso alguien dibujaba con tiza, cerca de 10 bases separadas considerablemente una de la otra. Otra persona dibujaba una tabla- tipo excell- en donde había seis filas y dos celdas una para los nombres y la otra para... poner palitos, estrellitas o bolitas a quienes se fuera ponchando al momento de jugar BOY O VOY (aún no sé cuál será la ortografía de este juego).

Los nombres de los jugadores escritos en la tabla, el primero es el tuyo o sea que toca empezar a lanzar. Una pequeña distancia demarcada por una rayita debajo de la tabla, un balón azul de hule a un lado, piedrita en mano, un padre nuestro interno y lanza la piedrita que cae en el nombre….TUYOOOO.
Sales corriendo, coges el balón azul de hule, todos en primera base, otros entre segunda, tercera y cuarta, pero en la quinta ni un alma. Te maquinas un plan en un 2x3 y te vas a cuidar la base 9 y 10. Cuando ya todos están allí, empiezas a tirar la pelota para arriba, no te estresas, ya habías ponchado a algunos, así que no te tocaba volver a ponchar, sigues en la misma tónica. Balón arriba, abajo, arriba, abajo y ¡tan! Ponchazo certero. Tus amigos recuerdan la dichosa cadeneta en la que uno deja un pie en base y los otros se van pegando hasta intentar llegar a la siguiente base. Pero la base es lejos y cuando creen haber conseguido llegar, quitan el pie de la base y ¡tan! ¡Tan! ¡tan! ¡tan! ¡tan! Dos pochados más y el resto grita ¡¡BOYYYYY!! Cuando pone el pie cerca a la tabla.


Marcan quienes fueron ponchados y sigue el turno de la segunda persona en la lista. Casi un mismo ritual y continúa el juego hasta que a todos les haya tocado tirar.

Un puente...festivo

Enfrente una persona de la otra, cogidas de la mano cual ceremonia de matrimonio, antes se dijeron en secreto el nombre de dos frutas y empezaron el juego con una tonada algo pegajosa ♫ ♫ “El puente está quebrado con que lo curaremos con cascara de huevo, burritos al potrero que pase el rey que ha de pasar que el hijo del conde haré que -dar” ♫ ♫ y mientras todos cantan, un vaivén de derecha a izquierda de los brazos que están cogidos y una fila de niñas y niños entran y salen de éste puente.


Luego de haber pasado una y otra vez, y el que-dar te atrapa, quedas metida entre esos cuatro brazos que te aprietan y misteriosamente se alejan un poco del grupo para preguntarte: “¿fresa o cereza?”, por lo menos en mi caso yo no lo pensaba dos veces y decía cereza, mientras otros mas indecisos si lo dudaban un rato. A partir de esta decisión te dicen si para un lado o para otro, ¿con qué intención?, aún no lo sabes, pero sigues el juego. La misma canción, los mismos niños dando vueltas y pasando por el puente, el mismo vaivén, pero más niños detrás de esas dos personas que se encuentran de frente.

Al final todos terminan de pasar “…el hijo del conde haré que-dar”, ese último niño decide irse para las fresas y a partir de ese momento empieza un forcejeo entre fresa y sus seguidores y cereza con los suyos, la meta o el límite una rayita imaginaria que ninguno de los dos debe cruzar. Cereza jala para la derecha, fresa por la izquierda y luego de un buen rato, mejor declaran empate. Ningún seguidor de las frutas cayó al suelo y ninguna de las dos cruzó la línea imaginaria.

Unos segundos en "prisión"

En una noche oscura, un grupo de pequeños maleantes salen a las calles de la ciudad y atracan el “Banco Departamental” que queda detrás del árbol gigante de donde se asoman cuatro ojitos maliciosos que esperan ser capturados por tan terrible acto de vandalismo.
En ese momento, se le informa a la Policía los sucesos ocurridos. En la estación, ubicada en el árbol gigante de enfrente se encuentran dos pequeños policías esperando la orden del “jefe” para salir a buscar a estos ladrones.

MISIÓN: Atrapar a los ladrones que atracaron el “Banco Departamental”.

DESARROLLO DE LA MISIÓN: Salir corriendo por todo el parque a buscarlos, atraparlos y llevarlos al calabozo (árbol mediano a unos cuantos pasos de la estación).

Y así, en medio de gritos, de risas, de búsqueda, de un poco de espionaje, de pistolas y esposas imaginarias los Policías salen a la captura de dicho grupo que ya se ha salido del “Banco Departamental” a refugiarse detrás de alguna caneca de basura, una banca de cemento u otro árbol gigante que le permita camuflarse.

Uno de los policías encuentra a el primer ladrón detrás de la caneca de basura, ambos se miran y después de gritar salen corriendo, el ladroncito intenta fugarse y después de correr por todos lados, el policía lo captura lo lleva al árbol donde es custodiado por un policía más.

El otro policía, luego de buscar mucho encuentra al otro ladrón acostado en una banca de cemento. En medio de risas lo captura inmediatamente, éste intenta volarse pero el policía es más hábil, lo agarra fuerte de la camisa y lo lleva al calabozo.

DIAGNÓSTICO DE LA MISIÓN: ...¡¡CUMPLIDA!!, dos ladrones en la cárcel, y el dinero… jum, esa platica nunca se vio.

viernes, 11 de septiembre de 2009

La última piedrita es la vencida

“Formemos dos grupos”, se oye en plena clase de Educación Física. “Hágale, pico- monto entre usted y yo… pico, monto, pico, monto, piquito, montico, pico, ¡GANEE!”. Escoja de primero y así cinco y cinco para cada grupo y el juego del día de hoy es JEIMY.
Sé que muchos jugaron jeimy con piedritas, para formar esa dichosa torrecita, pero en mi caso eran unos “cubos” de madera de colores y amorfos por cierto, que nos prestaban en el colegio, ¿para qué los utilizaban? Ni idea, para nosotras la única función que cumplían era formar la torrecita de Jeimy.

El primer grupo, ese que había ganado el pico-monto, tiene el derecho más que concedido- por el pisotón que le metió a la otra persona- de ser los primeros en chutar una pelota blanca, mediana. Alguien se acerca, patea fuertemente y tumba la torrecita, todas salen corriendo mientras el grupo contrincante coge la pelota blanca, mediana y empieza a “bajarse” a más de una. Quedan tres, y dos se acercan sigilosas a tratar de volver a formar la torrecita y en es momento… ¡tannn! El golpe certero en la espalda de una, mientras la otra se vuela y en el piso quedan tres fichas. Ya hay solo dos jugadoras y cinco contra ellas. Corren por todo el patio, esquivan a las otras, se acercan, logran montar una ficha más y ¡tann! Otro golpe, esta vez en la pierna y para afuera. Queda una, ella contra cinco, ella defendiendo el honor de ese grupo, pero, a solo un estirón de la mano para colocar la última ficha… ¡tannnn! El golpe de la victoria para el equipo contendor y final, final no va más.

Una guerra sin balas

La segunda palabra en inglés que aprendimos después de HELLO fue STOP. ¿Por qué? Simple y sencillamente porque detrás del significado –pare- de la palabra, se encuentra una pequeña parte de diversión que comienza con la pelota en manos de un amigo (a) que dice “¿jugamos STOP?” y todos responden como en canon “Siiiiiii….siiiii……siiii”, mientras otro mas avispado dice primero el país que justamente todos querían “Yo soy COLOMBIAAA”. ¿Ah? ¿Por qué por lo general cuando estamos pequeños, siempre somos tan patriotas y ahora casi no?, pero bueno, todos con cara de aaaaaaa, yo quería ser ese, empiezan a recorrer mentalmente las clases de sociales y geografía, o a recordar cuando ve en la televisión algún programa en donde dicen el nombre de otro país; de este recorrido empiezan a salir gritos con FRANCIA, ESPAÑA, ALEMANIA. AUSTRALIA, ITALIA, BRASIL, ARGENTINA… y otros más.
En medio de un círculo gigante de niños, está el amigo (a) de la pelota quien sin pensarlo dos veces dice: “CUBA le declara la guerra a ESPAÑA”, lanza la pelota al cielo y al mismo instante, mientras Cuba corre, España sale, atrapa la pelota y grita STOOOOOOOOP. El viento deja de soplar, el tiempo deja de correr y todos frenan en seco, mientras España da tres pasos grandes tira el balón y ¡¡tasss!!, tenga su balonazo por no haber corrido más lejos…y así uno a uno iban saliendo hasta que se aburrían de jugar o alguno ganaba la guerra.


Esa única guerra donde las balas son pelotas de hule y los países después de todo son los mejores amigos del mundo.

jueves, 20 de agosto de 2009

Chucha....¡COGIDA!

¡¡Riiiiiiiiiiiiiiiinnnnnnng!! Suena el timbre para el descanso o recreo, todas salen corriendo del salón, bajan las 30 escaleras que conducen al segundo piso- donde está el patio- se reúnen en un corrillo cerca de diez niñas a las que luego se van acercando más, y en cuestión de segundos se oye que alguien canta: “Salva tu mejor amiga, que no sea tu peor enemiga y que siempre esté contigo en la buenas y en las malas y te trate con ca-ri-ño”.

Resulta que “De tin marin, de do pin gué…” no era la única canción con la que definíamos quién contaba en escondidijo o a quién le tocaba coger cuando jugábamos Chucha, sí, Chucha ese juego en el que corrías y corrías para que la persona que estaba quedando no te cogiera, te gritara ¡COGIDA! y te tocara a ti salir a coger a las otras.

¿Chucha? Aún no entiendo por qué a ese juego lo pusieron así, hasta donde sé una chucha es un animal parecido a una rata pero más grande y más feo, incluso me sé un chiste donde hablan de una chucha (Qué había una familia tan pobre, tan pobre que no la visitaba el ratón Pérez sino la chucha Domínguez), pero eso no tiene nada que ver con un juego en el que corres por todos lados para que no te cojan. O, es posible que quien quedara era la chucha y si lo relacionamos con el animal pues uno no quiere que lo coja una chucha y menos si sabes que si te toca, la que queda de chucha eres tú.

No sé el por qué del nombre, sólo sé que cada descanso, cada salida por el barrio o la unidad o cada paseo en el que jugábamos Chucha, era lo más divertido que podíamos hacer.
Para todos los que la hemos jugado sabemos que sólo corres detrás de alguien para alcanzarlo y siempre es lo mismo, pero resulta que la imaginación a la edad en la que jugábamos siempre estaba al límite y de esa imaginación nacieron: chucha cogida y seguida, chucha puente, chucha televisor, chucha derretido o mantequilla, chucha congelado o paralizado; como mil chuchas que cada uno recuerda y de las que menciono sabe como eran.

De ese grupo de niñas que mencioné al principio, sé que no habían definido cual de todas las Chuchas jugar. Después de contar no se pudieron poner de acuerdo, así que…¡¡Riiiiiiiiiiiiiiiiinnnnnnggg!! Sonó el timbre para entrar del descanso o recreo, ahí si no subieron corriendo las 30 escalas que las conducía al salón y de ese corrillo de diez que se habían reunido para empezar a jugar no quedó ninguna, cada una cogió por su lado con cara de aburrición y sé, porque a mi también me pasó, que sólo esperan el próximo ¡riinngg! Para poder salir a hacer de chuchas. No, más bien a jugar Chucha.

Yo jugué Golosa…. y ¿vos?

Crecí convencida que la tablita de números del 1 al 10 que uno hacía en el piso con una tiza y que al final dibujaba una nubecita con la palabra CIELO, adentro de ella, se llamaba Golosa. Pero es que en ese tiempo yo creía que Colombia era el mundo entero, que todo el mundo hablaba mi mismo idioma y mi casa era mi país.

Unos años más tarde me di cuenta que: primero, el planeta se llamaba Tierra. Segundo, Colombia era sólo un pequeño país de 190 y algo que existen, que de esos 190 y algo países sólo algunos hablaban mi idioma; y que la tablita que dibujaba en el piso con los números del 1 al 10 y la nubecita al final también tenía otros nombres: Rayuela (México), Marelle o Palet (Francia) Avioncito (Venezuela), Hopscotch (Estados Unidos), Avión (Bolivia y Perú), Pon (Cuba) Cielo e Infierno (Himmel und Hölle- Alemania), Amarelinha (Portugal), entre otros.

Luego de darme cuenta de todo esto. Emmmm… lo confieso, creí que en aquellos lugares se jugaba diferente, es obvio, nombres diferentes, métodos diferentes. Pero no, alguien alguna vez me dijo que era lo mismo. ¿Por qué lo sabía?, no sé, pero tenía la razón.

Una tablita de 1 al 10 con la nubecita al final y en letras grandes con mayúscula sostenida la palabra CIELO, dentro de ésta. Tiras una piedrita directo a la casilla donde está el número 1. Primer intento, fallido. Segundo intento, tocó raya. Tercer intento, llegó al 2. Llega un tío al rescate, la tira por ti y a él si le queda en el 1 ¡es increíble!, te preguntas ¿cómo hace? Y… mejor empiezas a jugar, brincas al 2 en un pie, luego al 3, luego al 4 y 5 en los dos, pasas al 6 en un pie, luego 7 y 8, un brinco al 9 y uno más al CIELO. Te devuelves de la misma forma y al llegar al 2, con el pie izquierdo levantado y el derecho en el piso, te agachas para coger la piedrita y…. pisas raya. Un poco decepcionado te sales de la tablita, coges la piedrita y de nuevo empieza el reto, tratar de que ésta quede en el número 1 y avanzar en el juego de una buena vez.

¿LOBO ESTÁ?

Jugaremos en el bosque mientras el lobo esta… ¿lobo está?, cómo no recordar este juego en el que uno se creía caperucita de verdad, pero no a la caperucita que se la comieron por loba como dice en un blog de por acá, sino la buena y dulce niña que nos dieron a conocer los Hermanos Grimm.

Todo empieza cuando lo sacan a uno al patio del colegio, porque sí, a uno no lo llevan, sino que lo sacan del salón al patio a “tomar aire”. Entonces la profesora dice: “vamos a jugar El Lobo Está”, porque eso si, uno solo juega o jugó El Lobo Está, en el colegio y en primaria. Luego de pronunciadas estas seis “maravillosas” palabras en la vida de un niño o niña en mi caso, empieza un pequeño caos infantil en el que todas quieren ser el lobo (digo todas porque mi colegio era femenino), así que la profesora opta por escoger al azar y para tener contentas a las otras les dice: “en el próximo turno te toca a ti”, con una voz maternal que convence a cualquiera y más a una niña.

Hacemos una ronda y nos cogemos de la mano, al lado de uno están las mejores amigas y el resto por lo general se pelea por estar al lado de la profesora. La ronda da la primera vuelta en sentido de las manecillas del reloj, mientras todas cantamos: “Jugaremos en el bosque mientras el lobo está” y unánime gritamos ¿LOBO ESTÁAA? Y el “lobito” o la “lobita” contesta: “estoy durmiendo”, entonces volvemos a cantar: “Jugaremos en el bosque mientras el lobo está”… ¿LOBO ESTÁAA? Y ésta contesta: “me estoy levantando” y así sucesivamente entre vueltas y cantos y ¿LOBO ESTÁAA? Nos enteramos que el lobo se baña, se viste, se peina, desayuna, se lava los dientes, coge las llaves, abre la puerta y… después de este último ¿LOBO ESTÁAA? la lobita contesta: “YA SALIIIIIIIIIIII” y ahí también se genera el caos mas divertido de la historia porque solo se oyen gritos y se ven niñas corriendo por todos lados.
Sólo en ese momento nos damos cuentas que, ja, El Lobo sí está.

miércoles, 19 de agosto de 2009

...MIII Y POR BARRAAAAAAAAA!!!

"De tin marin, de do pin güe, cúcara mácara títere fue ese marrano cochino fue usted. Dígalo pronto, dígalo aquí, dígalo pronto que yo ya es- co- gí." Y claro ese "gí" queda justo en frente de tu amigo y solo faltaban ustedes dos para definir quien "quedaba" y así empezar a contar en el famoso Escondidijo.

Te acercas al muro para empezar a contar y oyes que te gritan "de cinco en cinco hasta cieeen" y dices "buenoooooo". Justo cuando pones tu brazo en el muro, apoyas tu frente, cierras los ojos y te dispones a contar, oyes otro grito que te dice: "pero no vaya a miraaaar". Con la frente apoyada en el brazo, con los ojos lo mas apretados posible para no "mirar" a donde se esconden tus amigos, respondes otro "buenooo", que choca con la pared y se devuelve a tu cara, un grito un poco ahogado porque tus amigos están en no sabes donde y solo tú te oíste.

Empiezas la clase de matemáticas mas intensa, porque es que estar jugando y tener que pensar en números es lo más antidivertido, pero no te importa "5, 10, 15, 20...cieeennn, salí, el que esté adelante, atrás, a los lados queda" lo gritas lo mas duro posible y sales a buscar.

Es de noche y la pupila se dilata al 110%, miras de reojo a todos lados, es increíble, en este momento el ojo es capaz de ver hasta lo que hay detrás. Los sentidos están en alerta, son capaces de captar hasta el movimiento de una hormiga y la adrenalina se encuentra al límite.

Te agachas y miras debajo de un carro. Pero no, no se ve movimiento alguno. Te asomas detrás de un muro, yyyyy... pasa tu mejor amigo corriendo a mil y dice: "1, 2, 3 por miiiiiii", piensas "ok, solo es el primero”. Cuando de repente ves a esa persona que por lo general nunca encuentran, sales corriendo al muro y gritas su nombre de tal forma que toda la cuadra lo escuche y claro, como sabe que le toca quedar, dice: "el último libera barraaaa" y uno dice: "noooo, que no se valga toda la barra porque sino nunca va a quedar nadie mas", pero que va, no te hacen caso y empiezan a llegar uno a uno tus amigos. A unos los liberas, otros se liberan y claro, sólo falta uno y ahí si empieza esa sensación de competencia que al principio no era tanta pero que después de ese "el ultimo libera barra" sentiste el impulso casi animal de encontrar y liberal al chistosito que decidiera decir "por mi, por barra". Pero no, tú eres más hábil que él y lo encuentras detrás de un árbol, él te ve, se miran casi fijamente y empiezan una contrarreloj de 100 metros planos y con uno que otro obstáculo.


Sólo los separan unos cuantos centímetros de distancia, tú corres más rápido, uno, dos, tres pasos, con un esfuerzo casi sobrehumano tocas el muro y con las pocas fuerzas que te quedan pero sacando todo el aire de tus pulmones gritas "POR......." ese amigo que si no lo liberas, te hace volver a quedar.